Antigua Iglesia de las Agustinas

Moneda 1054, Santiago centro.

1857-1871

La actual iglesia data del año 1857, y es obra del arquitecto Eusebio Chelli. Cuenta con dos torres gemelas de madera recubierta en latón, a las cuales se accede por medio de escaleras de gato instaladas en el coro. Ambas torres se dividen en tres niveles: una sala baja (utilizada a modo de bodega); una sala intermedia (donde se encuentra la puerta hacia la cubierta del templo); y finalmente la sala de campanas, que a su vez cuenta con una linterna de imposible acceso. Todas las campanas se ubican en la torre poniente, colgadas en una estructura de madera original. Se trata de una de las escasas instalaciones que no ha sufrido severos cambios, posiblemente desde la década de 1870.

Las campanas se encuentran en completo desuso. Si bien se instalaron electromazos para efectuar toques electrónicos, este mecanismo resulto dañado tras el terremoto de 2010. A ello debemos sumar la desaparición del badajo de la campana mediana, y la rotura del asa badajera de la campana mayor. Solo la campana menor se encuentra habilitada para efectuar eventuales toques manuales, no obstante, su instalación no parece confiable.

Si bien la instalación posee gran valor histórico para la ciudad, las décadas en desuso hacen peligrosa la realización de toques, y la propia conservación de las campanas. Esto cabe de aplicarse especialmente a la campana menor, que cuelga de una serie de sogas de cuero muy antiguas, en dudoso estado de conservación. A fin de poder realizar toques manuales, debiera reponerse el badajo de la campana mediana, y restaurarse el asa badajera de la campana mayor.

La iglesia cuenta con uno de los escasos conjuntos de campanas coloniales de la ciudad, vestigios del antiguo Monasterio de Agustinas, que funcionó en el sector desde 1576 hasta 1913. Dos de ellas fueron fabricadas en 1766 por un tal Arrau, posiblemente el mismo autor de la “campana de agonías” de la Basílica de la Merced (1756). A estas piezas se suma otra campana, de autor anónimo, pero ciertamente fechable al período colonial, a juzgar por sus características morfológicas y epigráficas.